Un artista, un escritor nunca es protegido por su modestia o por su sencillez o falta de pretensiones, porque su búsqueda, creación, lo lleva a trascender su ego, el desafío que el obrar obliga y mueve. Hay quienes pasan desapercibidos o son reconocidos siglos más tarde. Hay quienes ganan premios y fama; y hay quienes son desterrados, perseguidos o asesinados, pero enfrentarse al desafio que el obrar representa es más podersoso que lo determinado por la cultura, la historia, el sentido del yo, si lo permite, si no, es solo un artesano
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