Tienes once o doce o trece años, las noches pueden ser demasiado largas, eres puras sensaciones que llevan al más como al menos valiente a sentir el horror durante la espera de ese otro momento que no llega; y la espera se alarga, se convierte en un solo momento, un extenso momento. No llega. Te transforman las rápidas corrientes de aire frío que entran por las rendijas de la destartaladas puertas, interrumpen la espera, provocando un escalofrío, una sensación de que se está viviendo una realidad alterna a la que se siente durante toda la espera. Tiemblas, convertido en un cuerpo distinto al que mira hacia la puerta por donde entrará la violencia.
Monday, June 17, 2019
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