La señora de mediana edad, acostumbrada a lidiar y socializar con homosexuales peluqueros, graduada de high school, y con la cultura de ese mundo a cuestas, no sabía cómo dialogar con un señor mucho mayor que ella, un hombre gay que vivió casi toda su vida adulta dentro del mundo acadêmico, culto y con amistades que giraban en torno a las artes, literatura, y humanidades en general. Como su falta de criterios no le permitía distinguir entre su mundo y el otro, en vez de asumir un poco de discresión, se puso agresiva; y el señor la miró de lejos, toleró la mediocridad y se dijo: “pobre ego, inflado y vacío”.
Sunday, June 30, 2019
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