En una fiesta más, en el mundo del downtown, se encontraba la típica aspirante a mujer fabulosa; había triunfado en el extranjero. Los diskettes, su tablet, las diapositivas -se documentada en cuanto gadget habido y por haber- eran su testigo. Se sentía "malette".
Es de rigor explicar este término. “Malette” es un vocablo que usaban los miembros de cierta sub-cultura dentro de otra subcultura, ”if you know what I mean”, cuando deseaban caracterizar un estado anímico cuyo sentir, aparentemente, estaba limitado a los miembros de susodicho grupo; un estado sublime, etéreo. Esta niña, de quien les hablo, y algunos de los asistentes a la fiesta pertenecían a la sub-especie antes mencionada.
La aspirante a fabulozza asombró a todo el mundo en el extranjero, según ella. Los llenó de envidia, no en el extranjero, sino a los que la oían en la fiesta antes mencionada: sus formas, su cuerpo, su cara, su pelo.
Comentó, que en una escalera, cuando andaba de modelo por Europa, Asia y otros mundos, le dieron paso; la retrataron en una comida, y allí, "no la creían", simplemente, "no la creían". No es que los oyentes de esta fiesta pensaran que ella mentía, es que en el extranjero su ser los dejó incrédulos.
En la fiesta quienes, junto a mí, oían sus relatos no pestañeaban: un gran pasmo ante su triunfo. Ella, mujer trans de unos treinta años, hablaba; el coro respondía.
Es menester hablar del coro. Todos respondían al unísono, “te botaste mama, wau, too much, qué fabuloso”. Ella hablaba, sus trajes, sus piernas, su busto. El coro, todo adjetivos, “increíble, fantabuloso, majestuoso”. Ella sonreía, todo el tiempo sonreía. Su cara: labios rojos, cachetes sumidos, cejas subían y bajaban, subían y bajaban. Mostraba evidencia: fotos, selfies, laptop, videos, más selfies. El coro, todo sentimientos personales: “¡aaaah!, no sigas que grito de la histérica envidia, me ahogo de la emoción." Ella se encorvaba, estiraba el brazo cual cisne en ballet ruso, las piernas de frente, de lado.
El coro flotaba, flotaba, se ahogaba: un coro de arquetipos.
El coro flotaba, flotaba, se ahogaba: un coro de arquetipos.
(de la novela en .pdf, Jájome Heights, Junio 2019)
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