Dieciséis años: Las calles vacías del pueblo, el médico que todos los muchachos sabían que era homosexual, un dólar por una mamada. No se olvida la experiencia, pero no se procesa cómo se hace cuando tienes setenta y cinco, y recuerdas, a través de los filtros que la edad construye, el deseo de tener sexo sin saber cómo, amarrado a la necesidad de comer algo que no fuese arroz blanco con un huevo frito o de ver la película de moda. Cansado, ni te culpas ni te excusas, entiendes, revives lo que pudo haber sido aquella sensación: ignorancia causada por padres con ideas estancadas en la Edad Media, deseo y pobreza conjugadas.
(del libro inédito Jájome Heights)
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