Tuesday, April 9, 2019

DIDÁCTICA DE LA LIBRE EXPRESIÓN: LILLIAN WEBER’S WHAT’S ON YOUR MIND

Quienes juraban que Lillian Weber había sido su “mentora”, y que asistieron a sus sesiones tituladas "What's on your mind", pero que continuaron apoyando las nuevas prácticas en lo que había sido el Workshop Center for Open Education, es muy obvio que nunca entendieron las ideas que subyacían las intenciones del “Center”: la implatación de la Didática de la Libre Expresión como bien la llamó el educador argentino Luis Iglesias, en su libro así nombrado; El Freedom to Learn de Carl Rogers; El Deschooling Society de Ivan Illich, y otros sobre esas posturan que promueven una educación sin trabas ni controles, y que han escrito sobre ellas desde tiempos inmemoriables; la educación libre e integrada, no sólo en el plano académico, también en el humano.

Bajo la nueva dirección, los estudiantes eran dirigidos a aprender métodos didácticos muy espcíficos. Observé unos cuantos grupos, de los que -junto a selectos profesores, los escogidos- eran permitidos en el “Center”; tenían que, como primera actividad en su clase, pasear por el salón, el ambiente rico en recursos y posibilidades, observar, compartir ideas, y luego, escribir una hipótesis, discutirla, y analizar las posibilidades de continuar investigando lo propuesto, los valores intrínsecos del "constructo", el llamado método científico, sus fundamentos, y cómo pulirlo, o cambiarlo.

Una vez terminada esta discusión y preparación, los estudiantes comenzaban su muy programada investigación. Este enfoque pedagógico, dedicado al manejo de conceptos tales como "hipótesis, métodos, conclusiones", y al inicio de los estudiantes en el estudio de algunos conocimientos científicos, tenía algo que no cuadraba con el “Center”, y no era que ese material no se aprendiese; sino que nunca lo compararon con otros modelos. Dicho método  (aprender conceptos, procedimientos y sus aplicaciones) y su ligue con lo que enseñarían en primaria es muy común en las escuelas, mas no cubre todas las posibilidades de la libre expresión, el “What’s on your mind” que Lillian Weber promovía.

Los estudiantes de pedagogía no eran expuestos a conocer la integración de los saberes o a explorar sus modos y epistemologías personales, individuales -un poema, una pintura, un ensayo reflexivo-; ni tampoco podían explorar cómo esa integración refleja los modos que los estudiantes usan para conceptualizar su mundo, lo estudiado, y cómo los integran y organizan durante sus búsquedas del conocimiento; mucho menos permitir que los poetas y otros artistas expresaran “what's on their minds and souls”.


En aquel inmenso salón, con su variedad de recursos, recreación de un ambiente escolar rico en materiales, los estudiantes estaban limitados a sus proyectos individuales, que supuestamente los llevaría a aprender a enseñar ciencias o a usar el método cientifico en otras dsciplinas, a niños de 5 a 9 años. Escribían su hipótesis, llevaban a cabo sus muy sencillas investigaciones y discutían sus resultados. Aprender a cómo aprendemos y cómo aprenden los estudiantes no estaba dentro de los esquemas del nuevo “Center”, enfocado en el control de procedimientos y conceptos; y poco interesado en explorar las muchas posibilidades que ofrece la investigación con estudiantes de educación primaria, en un entorno que fue diseñado y creado con el propósito de conocer la pedagogía más allá del trillado modelo científico. Hasta el nombre del sitio cambió. La libertad para conocer y actuar sobre el mundo en conjunto y por cuenta de cada uno fue coartada, censurada. 

Una pena, que cuando el asunto fue traído a colación, algunos, como Pilatos -oportunistas-, se lavaron las manos. Hasta una profesora cubana, supuesta multiculturalista, a sabiendas de que tres profesores puertorriqueños fuimos excluidos del "Center",  lo visitó con otros compañeros de otra universidad para mostrarles "lo excepcional del mismo". Cuando le señalé lo que hizo, me despachó con una carcajada. Solamente dos profesoras boricuas y un profesor americano blanco hicieron pública su queja, Y la exclusión de estos tres profesores fue a propósito: sí creo que fue un acto con intenciones muy claras -cito al cineasta alemán Fassbinder: "el fascismo comienza en casa"-, porque no hay nada más peligroso que una educación libre que permite expresar “what’s on your mind”.

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