(Doña Guanina es una mujer de unos ochenta años, migrante puertorriqueña, que dice ser descendiente directa de la indígena taína, Guanina, y del colonizador español, Cristóbal de Sotomayor. Cuando la entrevisté vivía en un edificio de apartamentos, con servicios para ancianos pobres, auspiciado por una ONG, en la ciudad de Nueva York. Estaba vestida con ropa de alguien más joven, no paraba de caminar, daba vueltas continuamente mientras buscaba un cepillo debajo de los muebles, y entre ropa colgada en unas perchas. Hacía unos cuantos años fue acusada de haber asesinando a su marido, John Smith; salió absuelta de todo cargo. A continuación aparece una transcripción de lo dicho por doña Guanina, durante la primera de una serie de entrevistas.)
“¿Dónde me habrán puesto el cepillo? Me tienen harta. Un día de estos me desaparezco y no van a saber de mí, mal agradecidos. Mira y que esconderme el cepillo. Lo hacen a propósito. Lo más seguro fue la colorá esa. Misis O'Hara. ¿Para qué trabajará aquí?
Le grito y se hace la sorda. Un cepillo de marca. Tan caro que les costó. Déjame arreglar la cama que ya deben estar por ahí. Que se queden con todo. Qué se va a hacer. Que no vayan a pensar que aquí me tratan mal. Esa mujercita con quien mi hijo se casó es medio lengüilarga. ¡Ah, que no vengan na’! Después que uno los trata como reyes ni se acuerdan de uno. Hasta se avergüenzan. No sé por qué. Bueno qué me importa a mí. Allá ellos.
Lo encontré, gracias a Dios. Es el único cepillo bueno que me queda. Es difícil conseguir cepillos hechos para mi pelo. A mamá le gustaba tanto mi pelo. Se pasaba elogiándolo. Lacio, me decía.
Lo esconden para agriarme la vida. Me fascina como me deja el pelo. Yo tenía el pelo como el de abuela, negro y lacio. Le encantaba cuando se lo peinaba. Por eso me da rabia cada vez que me acuerdo de que el idiota ese me dijo, el bien atrevido, con su pelo grifo. Y que venir a decirme que todos éramos iguales. Mi abuelo era español y de ojos azulitos. Sí, abuela era trigueña, pero era que tenía de indio. Ya no vendrán. Lo mejor que hicieron fue mudarse para el campo. Tan linda la casa que compraron. Por eso no vienen. A lo mejor no tienen quien le cuide la casa.
Y luego el gringo ese... ¿Qué carajito se cree? Necio. ¿Qué se cree? Que yo voy a quedarme de lo más campante porque se llama Dr. Stevens. Mal la veo, bien mal que la veo. Mira y que…, con la condená sonrisita que tiene, de lo sinvergüenza que es.
Mira y que venir a decirme que me deje de estar esperando tanto. Que no van a venir. Ya llegarán. Es el primer día y todos los primeros días confunden. Llegan tarde. Los momentos de espera son todos iguales, llenos de incertidumbre.”
(En un momento inesperado, durante la entrevista/monólogo, Guanina desaparece por entre la ropa y no quiere volver a salir. Cuando sale, lleva peluca y camina con pinta de modelo en pasarela)
"Gracias, gracias. Gracias por compartir conmigo la apertura de la primera tienda de ropa étnica, Tainas, en lo que esperamos sea una cadena de tiendas por todas las Américas; una cadena que reafirme lo que comenzó don Cayetano Coll y Toste en su obra, Leyendas Puertorriqueñas, y que yo, descendiente directa de los primeros habitantes de estas tierras y de sus civilizadores deseo continuar. Pase. Es usted encantadora. Por supuesto que tenemos precios para todos los niveles económicos. Mire este modelito para su nena. ¿Cuántos años dijo que cumple? ¡Quince! ¡Uuumm1 La edad de oro. Los modelitos me acaban de llegar de nuestros talleres en Jayuya. Están hechos a la medida para su niña. ¡Quince años! Qué hermosura de edad. A veces me siento que tengo todavía quince años. Ay, qué amable, gracias. Sí, cómo no. Esta será la primera de una cadena de tiendas que competirá con las más poderosas del mundo. Siempre fui atrevida. Una cadena de tiendas cuyas redes de compradores, distribuidores, almacenes, fábricas sean tan extensas que compitan con el mapamundi y no se distinga entre éstas y las geografías nacionales. Una cadena de tiendas donde los empleados estén vinculados no por sus raíces étnicas, raciales o nacionales sino por su compromiso con el progreso, donde las diferencias desaparezcan ante el trabajo y calidad del producto, donde el pluralismo no sea pura verborrea sino práctica vital. Una cadena de tiendas que conviertan al país en el centro de mercadeo más importante del hemisferio. ¡Qué mono le queda el modelito a la nena! Va con su tez porcelana y maravillosos ojos negros. Cuídate para que en el futuro seas una modelo Guanina. Es que vamos a tener una serie de modelos Guanina. Así es. Mis contactos y apellido me permitirán expandir estas empresas que hoy celebran las muchas décadas de multiculturalismo en las Américas. Yo, Guanina Sotomayor de Smith, para servirle. Bien mono que le queda el modelito a la nena.“
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